La Radio del Gato

martes, 31 de mayo de 2011

MANIFIESTO “DEMOCRACIA REAL YA”:

Somos personas normales y corrientes. Somos como tú: gente que se levanta por las mañanas para estudiar, para trabajar o para buscar trabajo, gente que tiene familia y amigos. Gente que trabaja duro todos los días para vivir y dar un futuro mejor a los que nos rodean.
Unos nos consideramos más progresistas, otros más conservadores. Unos creyentes, otros no. Unos tenemos ideologías bien definidas, otros nos consideramos apolíticos… Pero todos estamos preocupados e indignados por el panorama político, económico y social que vemos a nuestro alrededor. Por la corrupción de los políticos, empresarios, banqueros… Por la indefensión del ciudadano de a pie.
Esta situación nos hace daño a todos diariamente. Pero si todos nos unimos, podemos cambiarla. Es hora de ponerse en movimiento, hora de construir entre todos una sociedad mejor. Por ello sostenemos firmemente lo siguiente:

Las prioridades de toda sociedad avanzada han de ser la igualdad, el progreso, la solidaridad, el libre acceso a la cultura, la sostenibilidad ecológica y el desarrollo, el bienestar y la felicidad de las personas. Existen unos derechos básicos que deberían estar cubiertos en estas sociedades: derecho a la vivienda, al trabajo, a la cultura, a la salud, a la educación, a la participación política, al libre desarrollo personal, y derecho al consumo de los bienes necesarios para una vida sana y feliz.
El actual funcionamiento de nuestro sistema económico y gubernamental no atiende a estas prioridades y es un obstáculo para el progreso de la humanidad.
La democracia parte del pueblo (demos=pueblo; cracia=gobierno) así que el gobierno debe ser del pueblo. Sin embargo, en este país la mayor parte de la clase política ni siquiera nos escucha. Sus funciones deberían ser la de llevar nuestra voz a las instituciones, facilitando la participación política ciudadana mediante cauces directos y procurando el mayor beneficio para el grueso de la sociedad, no la de enriquecerse y medrar a nuestra costa, atendiendo tan sólo a los dictados de los grandes poderes económicos y aferrándose al poder a través de una dictadura partitocrática encabezada por las inamovibles siglas del PPSOE.
El ansia y acumulación de poder en unos pocos genera desigualdad, crispación e injusticia, lo cual conduce a la violencia, que rechazamos. El obsoleto y antinatural modelo económico vigente bloquea la maquinaria social en una espiral que se consume a sí misma enriqueciendo a unos pocos y sumiendo en la pobreza y la escasez al resto. Hasta el colapso.
La voluntad y fin del sistema es la acumulación de dinero, primándola por encima de la eficacia y el bienestar de la sociedad. Despilfarrando recursos, destruyendo el planeta, generando desempleo y consumidores infelices.
Los ciudadanos formamos parte del engranaje de una máquina destinada a enriquecer a una minoría que no sabe ni de nuestras necesidades. Somos anónimos, pero sin nosotros nada de esto existiría, pues nosotros movemos el mundo.
Si como sociedad aprendemos a no fiar nuestro futuro a una abstracta rentabilidad económica que nunca redunda en beneficio de la mayoría, podremos eliminar los abusos y carencias que todos sufrimos.
Es necesaria una Revolución Ética. Hemos puesto el dinero por encima del Ser Humano y tenemos que ponerlo a nuestro servicio. Somos personas, no productos del mercado. No soy sólo lo que compro, por qué lo compro y a quién se lo compro.

Por todo lo anterior, estoy indignado.

Creo que puedo cambiarlo.
Creo que puedo ayudar.
Sé qué unidos podemos.
Sal con nosotros. Es tu derecho.

lunes, 30 de mayo de 2011

Juan Carlos Onetti (1909-1994)

El gran escritor uruguayo Juan Carlos Onetti nació en el el 1° de julio de 1909 en el Barrio Sur de la ciudad de Montevideo.
A lo largo de su extensa carrera publicó una gran cantidad de cuentos, poemas, novelas y artículos para periódicos y suplementos de revistas.
 De joven, trabajó como portero, mozo de café, vendedor de entradas en el Estadio Centenario o empleado de una empresa de neumáticos. En 1930 se traslada a Buenos Aires, donde al parecer fracasa como vendedor de máquinas de escribir. Hace periodismo (crónicas cinematográficas) en el diario Crítica. En 1933, el diario La Prensa publica uno de sus primeros cuentos. De 1934 a 1940 vive en Montevideo. Carlos Quijano funda en 1939 el semanario Marcha, en el que Onetti ocupa la secretaría de redacción y firma además con varios seudónimos. Publica su primera novela, El pozo (en tirada de sólo 500 ejemplares), que diversos críticos destacaron luego como piedra fundamental de la nueva narrativa uruguaya.
          
Desde 1941 hasta 1954 reside nuevamente en Buenos Aires, donde trabaja en la agencia Reuter y en las revistas Vea y Lea e Ímpetu. Publica asimismo cuentos y las novelas Tierra de nadie (1941), Para esta noche(1943), La vida breve (1950) y Los adioses (1954). En 1955 regresa a Montevideo, colabora en el diario Acción, de Luis Batlle Berres, y en 1957 es designado director de las Bibliotecas Municipales de Montevideo. Publica varios libros de cuentos (entre ellos, el notable El infierno tan temido, y las novelas El astillero (1961) y Junta cadáveres (1964).
Del traslado personal cabe responsabilizar a la dictadura uruguaya (afortunadamente cancelada a partir de 1985) que encarceló a Onetti por el singular delito de haber integrado un jurado del semanario Marcha que premió un cuento de Nelson Marra, entendido por los censores castrenses como un mero circunloquio sobre la muerte violenta de un connotado torturador. Cuando por fin recuperó la libertad, la permanencia en Montevideo se hizo insoportable para el novelista, calificado entonces de “pornógrafo” por las autoridades militares, y en consecuencia emigró a España, donde el merecido prestigio y la amplia divulgación de sus libros no fueron inmediatos.

Fue a partir del Premio Cervantes, que le fuera concedido en 1980, cuando la fama de Onetti se consolidó definitivamente. Sus tres. últimas novelas, publicadas, todas en España, son Dejemos hablar al viento(1979), Cuando entonces (1987) y Cuando ya no importe (1993).

Ángel Rama, refiriéndose a El pozo, llegó a decir que “este arisco, crítico, desolado texto, abre la narrativa contemporánea”.
          
Juan Carlos Onetti recibió varios premios y distinciones a lo largo de su vida, destacándose el Premio Nacional de Literatura de Uruguay en 1962 y el Premio Cervantes en España de1980, por su libro “Dejemos hablar al viento” considerado por la crítica especializada como el mejor libro de habla hispana de1979.

En 1993 publicó su última novela Cuando ya no importa.
Falleció el 30 de Mayo de 1994. 


Bienvenido, Bob - Juan Carlos Onetti (1909-1994)

Es seguro que cada día estará más viejo, más lejos del tiempo en que se llamaba Bob, del pelo rubio colgando en la sien, la sonrisa y los lustrosos ojos de cuando entraba silenciosamente en la sala, murmurando un saludo o moviendo un poco la mano cerca de la oreja, e iba a sentarse bajo la lámpara, cerca del piano, con un libro o simplemente quieto y aparte, abstraído, mirándonos durante una hora sin un gesto en la cara, moviendo de vez en cuando los dedos para manejar el cigarrillo y limpiar de cenizas la solapa de sus trajes claros.
Igualmente lejos -ahora que se llama Roberto y se emborracha con cualquier cosa, protegiéndose la boca con la mano sucia cuando toso- del Bob que tomaba cerveza, dos vasos solamente en la más larga de las noches, con una pila de monedas de diez sobre su mesa de la cantina del club, para gastar en la máquina de discos. Casi siempre solo, escuchando jazz, la cara soñolienta, dichosa y pálida, moviendo apenas la cabeza para saludarme cuando yo pasaba, siguiéndome con los ojos tanto tiempo como yo me quedara, tanto tiempo como me fuera posible soportar su mirada azul detenida incansablemente en mí, manteniendo sin esfuerzo el intenso desprecio y la burla más suave. También con algún otro muchacho, los sábados, alguno tan rabiosamente joven como él, con quien conversaba de solos, trompas y coros y de la infinita ciudad que Bob construiría sobre la costa cuando fuera arquitecto. Se interrumpía al verme pasar para hacerme el breve saludo y no sacar los ojos de mi cara, resbalando palabras apagadas y sonrisas por una punta de la boca hacia el compañero que terminaba siempre por mirarme y duplicar en silencio el silencio y la burla.
A veces me sentía fuerte y trataba de mirarlo: apoyaba la cara en una mano y fumaba encima de mi copa mirándolo sin pestañear, sin apartar la atención de mi rostro que debía sostenerse frío, un poco melancólico. En aquel tiempo Bob era muy parecido a Inés; podía ver algo de ella en su cara a través del salón del club, y acaso alguna noche lo haya mirado como la miraba a ella. Pero casi siempre prefería olvidar los ojos de Bob y me sentaba de espaldas a él y miraba las bocas de los que hablaban en mi mesa, a veces callado y triste para que él supiera que había en mí algo más que aquello por lo que había juzgado, algo próximo a él; a veces me ayudaba con unas copas y pensaba "querido Bob, andá a contárselo a tu hermanita", mientas acariciaba las manos de las muchachas que estaban sentadas a mi mesa o estiraba una teoría sobre cualquier cosa, para que ellas rieran y Bob lo oyera.
Pero ni la actitud ni la mirada de Bob mostraban ninguna alteración en aquel tiempo, hiciera yo lo que hiciera. Sólo recuerdo esto como prueba de que él anotaba mis comedias en la cantina. Tenía un impermeable cerrado hasta el cuello, las manos en los bolsillos. Me saludó moviendo la cabeza, miró alrededor enseguida y avanzó en la habitación como si me hubiera suprimido con la rápida cabezada: lo vi moverse dando vueltas a la mesa, sobre la alfombra, andando sobre ella con sus amarillentos zapatos de goma. Tocó una flor con un dedo, se sentó en el borde de la mesa y se puso a fumar mirando el florero, el sereno perfil puesto hacia mí, un poco inclinado, flojo y pensativo. Imprudentemente -yo estaba de pie recostado contra el piano- empuje con mi mano izquierda una tecla grave y quedé ya obligado a repetir el sonido cada tres segundos, mirándolo.
Yo no tenía por él más que odio y un vergonzante respeto, y seguí hundiendo la tecla, clavándola con una cobarde ferocidad en el silencio de la casa, hasta que repentinamente quedé situado afuera, observando la escena como si estuviera en lo alto de la escalera o en la puerta, viéndolo y sintiéndolo a él, Bob, silencioso y ausente junto al hilo de humo de su cigarrillo que subía temblando; sintiéndome a mí, alto y rígido, un poco patético, un poco ridículo en la penumbra, golpeando cada tres exactos segundos la tecla grave con mi índice. Pensé entonces que no estaba haciendo sonar el piano por una incomprensible bravata, sino que lo estaba llamando; que la profunda nota que tenazmente hacía renacer mi dedo en el borde de cada última vibración era, al fin encontrada, la única palabra pordiosera con que podía pedir tolerancia y comprensión a su juventud implacable. Él continuó inmóvil hasta que Inés golpeó la puerta del dormitorio antes de bajar a juntarse conmigo. Entonces Bob se enderezó y vino caminando con pereza hasta el otro extremo del piano, apoyó un codo, me miró un momento y después dijo con una hermosa sonrisa: "¿Esta noche es una noche de lecho o de whisky? ¿Ímpetu de salvación o salto en el vacío?".
No podía contestarle nada, no podía deshacerle la cara de un golpe; dejé de tocar y fui retirando lentamente la mano del piano. Inés estaba en la mitad de la escalera cundo él me dijo: "Bueno, puede ser que usted improvise".
El duelo duró tres o cuatro meses, y yo no podía dejar de ir por las noches al club -recuerdo, de paso, que había campeonato de tenis por aquel tiempo- porque cuando me estaba por algún tiempo sin aparecer por allí, Bob saludaba mi regreso aumentando el desdén y la ironía en sus ojos y se acomodaba en el asiento con una mueca feliz.
Cuando llegó el momento de que yo no pudiera desear otra solución que casarme con Inés cuanto antes, Bob y su táctica cambiaron. No sé cómo supo mi necesidad de casarme con su hermana y de cómo yo había abrazado esa necesidad con todas las fuerzas que me quedaban. Mi amor por aquella necesidad había suprimido el pasado y toda atadura con el presente. No reparaba entonces en Bob; pero poco tiempo después hube de recordar cómo había cambiado en aquella época y alguna vez quedé inmóvil, de pie en la esquina, insultándolo entre dientes, comprendiendo que entonces su cara había dejado de ser burlona y me enfrentaba con seriedad y un intenso cálculo, como se mira un peligro o una tarea compleja, como se trata de valorar el obstáculo y medirlo con las fuerzas de uno. Pero yo no le daba ya importancia y hasta llegué a pensar que en su cara inmóvil y fija estaba naciendo la comprensión por lo fundamental mío, por un viejo pasado de limpieza que la adorada necesidad de casarme con Inés extraía de debajo de los años y sucesos para acercarme a él.
Después vi que estaba esperando la noche; pero lo vi recién cuando aquella noche llegó Bob y vino a sentarse a la mesa donde yo estaba solo y despidió al mozo con una seña. Esperé un rato mirándolo, era tan parecido a ella cuando movía las cejas; y la punta de la nariz, como a Inés, se le aplastaba un poco cuando conversaba. "Usted no va a casarse con Inés", dijo después. Lo miré, sonreí, dejé de mirarlo. "No, no se va a casar con ella porque una cosa así se puede evitar si hay alguien de veras resuelto a que se haga". Volví a sonreírme. "Hace unos años -le dije- eso me hubiera dado muchas ganas de casarme con Inés. Ahora no agrega ni saca. Pero puedo oírlo, si quiere explicarme...". Enderezó la cabeza y continuó mirándome en silencio; acaso tuviera prontas las frases y esperaba a que yo completara la mía para decirlas. "Si quiere explicarme por qué no quiere que yo me case con ella", pregunté lentamente y me recosté en la pared. Vi enseguida que yo no había sospechado nunca cuánto y con cuanta resolución me odiaba; tenía la cara pálida, con una sonrisa sujeta y apretada con los labios y dientes. "Habría que dividirlo por capítulos -dijo-, no terminaría en la noche".
"Pero se puede decir en dos o tres palabras. Usted no se va a casar con ella porque usted es viejo y ella es joven. No sé si usted tiene treinta o cuarenta años, no importa. Pero usted es un hombre hecho, es decir deshecho, como todos los hombres a su edad cuando no son extraordinarios". Chupó el cigarrillo apagado, miró hacia la calle y volvió a mirarme; mi cabeza estaba apoyada contra la pared y seguía esperando. "Claro que usted tiene motivos para creer en lo extraordinario suyo. Creer que ha salvado muchas cosas del naufragio. Pero no es cierto". Me puse a fumar de perfil a él; me molestaba, pero no le creía; me provocaba un tibio odio, pero yo estaba seguro de que nada me haría dudar de mí mismo después de haber conocido la necesidad de casarme con Inés. No; estábamos en la misma mesa y yo era tan limpio y tan joven como él. "Usted puede equivocarse -le dije-. Si usted quiere nombrar algo de lo que hay deshecho en mí...". "No, no -dijo rápidamente-, no soy tan niño. No entro en ese juego. Usted es egoísta; es sensual de una sucia manera. Está atado a cosas miserables y son las cosas las que lo arrastran. No va a ninguna parte, no lo desea realmente. Es eso, nada más; usted es viejo y ella es joven. Ni siquiera debo pensar en ella frente a usted. Y usted pretende...". Tampoco entonces podía yo romperle la cara, así que resolví prescindir de él, fui al aparato de música, marqué cualquier cosa y puse una moneda. Volví despacio al asiento y escuché. La música era poco fuerte; alguien cantaba dulcemente en el interior de grandes pausas. A mi lado Bob estaba diciendo que ni siquiera él, alguien como él, era digno de mirar a Inés a los ojos. Pobre chico, pensé con admiración. Estuvo diciendo que en aquello que él llama vejez, lo más repugnante, lo que determinaba la descomposición era pensar por conceptos, englobar a las mujeres en la palabra mujer, empujarlas sin cuidado para que pudieran amoldarse al concepto hecho por una pobre experiencia. Pero -decía también- tampoco la palabra experiencia era exacta. No había ya experiencias, nada más que costumbre y repeticiones, nombres marchitos para ir poniendo a las cosas y un poco crearlas. Más o menos eso estuvo diciendo. Y yo pensaba suavemente si él caería muerto o encontraría la manera de matarme, allí mismo y enseguida, si yo le contara las imágenes que removía en mí al decir que ni siquiera él merecía tocar a Inés con la punta de un dedo, el pobre chico, o besar el extremo de sus vestidos, la huella de sus pasos o cosas así. Después de una pausa -la música había terminado y el aparato apagó las luces aumentando el silencio-, Bob dijo "nada más", y se fue con el andar de siempre, seguro, ni rápido ni lento.
Si aquella noche el rostro de Inés se me mostró en las facciones de Bob, si en algún momento el fraternal parecido pudo aprovechar la trampa de un gesto para darme a Inés por Bob, fue aquella, entonces, la última vez que vi a la muchacha. Es cierto que volví a estar con ella dos noches después en la entrevista habitual, y un mediodía en un encuentro impuesto por mi desesperación, inútil, sabiendo de antemano que todo recurso de palabra y presencia sería inútil, que todos mis machacantes ruegos morirían de manera asombrosa, como si no hubieran sido nunca, disueltos en el enorme aire azul de la plaza, bajo el follaje de verde apacible en mitad de la buena estación.
Las pequeñas y rápidas partes del rostro de Inés que me había mostrado aquella noche Bob, aunque dirigidas contra mí, unidas a la agresión, participaban del entusiasmo y el candor de la muchacha. Pero cómo hablar a Inés, cómo tocarla, convencerla a través de la repentina mujer apática de las dos últimas entrevistas. Cómo reconocerla o siquiera evocarla mirando a la mujer de largo cuerpo rígido en el sillón de su casa y en el banco de la plaza, de una igual rigidez resuelta y mantenida en las dos distintas horas y los dos parajes; la mujer de cuello tenso, los ojos hacia delante, la boca muerta, las manos plantadas en el regazo. Yo la miraba y era "no", sabía que era "no" todo el aire que la estaba rodeando.
Nunca supe cuál fue la anécdota elegida por Bob para aquello; en todo caso, estoy seguro de que no mintió, de que entonces nada -ni Inés- podía hacerlo mentir. No vi más a Inés ni tampoco a su forma vacía y endurecida; supe que se casó y que no vive ya en Buenos Aires. Por entonces, en medio del odio y del sufrimiento me gustaba imaginar a Bob imaginando mis hechos y eligiendo la cosa justa o el conjunto de cosas que fue capaz de matarme en Inés y matarla a ella para mí.
Ahora hace cerca de un año que veo a Bob casi diariamente, en el mismo café, rodeado de la misma gente. Cuando nos presentaron -hoy se llama Roberto- comprendí que el pasado no tiene tiempo y el ayer se junta allí con la fecha de diez años atrás. Algún gastado rastro de Inés había aún en su cara, y un movimiento de la boca de Bob alcanzó para que yo volviera a ver el alargado cuerpo de la muchacha, sus calmosos y desenvueltos pasos, y para que los mismos inalterados ojos azules volvieran a mirarme bajo un flojo peinado que cruzaba y sujetaba una cinta roja. Ausente y perdida para siempre, podía conservarse viviente e intacta, definitivamente inconfundible, idéntica a lo esencial suyo. Pero era trabajoso escarbar en la cara, las palabras y los gestos de Roberto para encontrar a Bob y poder odiarlo. La tarde del primer encuentro esperé durante horas a que se quedara solo o saliera para hablarle y golpearlo. Quieto y silencioso, espiando a veces su cara o evocando a Inés en las ventanas brillantes del café, compuse mañosamente las frases del insulto y encontré el paciente tono con que iba a decírselas, elegí el sitio de su cuerpo donde dar el primer golpe. Pero se fue al anochecer acompañado por tres amigos, y resolví esperar, como había esperado él años atrás, la noche propicia en que estuviera solo.
Cuando volví a verlo, cuando iniciamos esta segunda amistad que espero no terminará ya nunca, dejé de pensar en toda forma de ataque. Quedó resuelto que no le hablaría jamás de Inés ni del pasado y que, en silencio, yo mantendría todo aquello viviente dentro de mí. Nada más que esto hago, casi todas las tardes, frente a Roberto y las caras familiares del café. Mi odio se conservará cálido y nuevo mientras pueda seguir viviendo y escuchando a Roberto; nadie sabe de mi venganza, pero la vivo, gozosa y enfurecida, un día y otro. Hablo con él, sonrío, fumo, tomo café. Todo el tiempo pensando en Bob, en su pureza, su fe, en la audacia de sus pasados sueños. Pensando en el Bob que amaba la música, en el Bob que planeaba ennoblecer la vida de los hombres construyendo una ciudad de enceguecedora belleza para cinco millones de habitantes, a lo largo de la costa del río; el Bob que no podía mentir nunca; el Bob que proclamaba la lucha de los jóvenes contra los viejos, el Bob dueño del futuro y del mundo. Pensando minucioso y plácido en todo eso frente al hombre de dedos sucios de tabaco llamado Roberto, que lleva una vida grotesca, trabajando en cualquier hedionda oficina, casado con una mujer a quien nombra "mi señora"; el hombre que se pasa estos largos domingos hundido en el asiento del café, examinando diarios y jugando a las carreras por teléfono.
Nadie amó a mujer alguna con la fuerza con que yo amo su ruindad, su definitiva manera de estar hundido en la sucia vida de los hombres. Nadie se arrobó de amor como yo lo hago ante sus fugaces sobresaltos, los proyectos sin convicción que un destruido y lejano Bob le dicta algunas veces y que sólo sirven para que mida con exactitud hasta donde está emporcado para siempre.
No sé si nunca en el pasado he dado la bienvenida a Inés con tanta alegría y amor como diariamente le doy la bienvenida a Bob al tenebroso y maloliente mundo de los adultos. Es todavía un recién llegado y de vez en cuando sufre sus crisis de nostalgia. Lo he visto lloroso y borracho, insultándose y jurando el inminente regreso a los días de Bob. Puedo asegurar que entonces mi corazón desborda de amor y se hace sensible y cariñoso como el de una madre. En el fondo sé que no se irá nunca porque no tiene sitio donde ir; pero me hago delicado y paciente y trato de conformarlo. Como ese puñado de tierra natal, o esas fotografías de calles y monumentos, o las canciones que gustan traer consigo los inmigrantes, voy construyendo para él planes, creencias y mañanas distintos que tienen luz y el sabor del país de juventud de donde él llegó hace un tiempo. Y él acepta; protesta siempre para que yo redoble mis promesas, pero termina por decir que sí, acaba por muequear una sonrisa creyendo que algún día habrá de regresar al mundo de las horas de Bob y queda en paz en medio de sus treinta años, moviéndose sin disgusto ni tropiezo entre los cadáveres pavorosos de las antiguas ambiciones, las formas repulsivas de los sueños que se fueron gastando bajo la presión distraída y constante de tantos miles de pies inevitables.

Boletín de Información Cultural

Editor responsable: Luis Alberto Carro (Colonia del Sacramento/ Uruguay)
 
Año I- Nº 2
Mayo de 2011


Aquellos grupos, aquellos días...
 
   RECUERDOS Y PREGUNTAS FRENTE AL OLVIDO


2011, Año del Bicentenario en Uruguay, con toda su carga de símbolos y algunos hechos concretos.
Desde hace meses vemos y escuchamos fundamentalmente desde el ámbito oficial recordatorios de algunos grandes episodios de hace 200 años. Es, más o menos, el mismo desfile previsible de las mismas figuras, con el debido respeto que sus aportes nos merecen.
Hay que destacar, de entrada, como un esfuerzo diferente el que realizó la Radio Uruguay, del SODRE, con un programa de varias horas, excelentemente libretado y con intervención de muchos colaboradores desde el Interior del país, lo cual le dió al emprendimiento un "color" muy especial.
¿Y nuestra televisión pública? A diferencia de la magistral cobertura de la televisión pública argentina, que pudimos disfrutar el año pasado y éste, en los actos de comienzo y cierre del Bicentenario en la otra orilla, por estos lares en términos generales la cobertura, el enfoque, la atención prestada por Canal 5 a nuestros dos siglos de vida social, política y económica, es fragmentada y con dificultades técnicas bien notorias para las que no hace falta ser un experto en la materia.
En Colonia del Sacramento se llevó a cabo, bien lograda, una recreación de la "Fuga de Artigas", referida a la determinación que tomó en esta ciudad José Artigas de dejar de estar bajo mando español y sumarse a la causa revolucionaria rioplatense. 
Hubo quienes dieron vida a aquel cuadro y a caballo salieron a recorrer la misma huella que Artigas (Ahí estuvo Nelson Chiazzaro y su grupo). Hubo quienes sumaron disertaciones y exhibieron "pilchas" criollas entre guitarras y cielitos. (Ahí anduvieron el Prof. Juan Carlos Silvestri y colaboradores)
Pero nuestra televisión pública nacional no se enteró.No estuvo. En cambio, se cubrió de una punta a la otra una maratónica sesión en el Parlamento, donde ya transcurrida una hora de "charla" todos sabíamos lo que iban a hacer, deshacer, decir o desdecir.
En Colonia del Sacramento, también, a la salida de la dictadura desarrolló su tarea el Equipo de Trabajo Literario "15 de Febrero de 1811", que tenía ese nombre en reconocimiento a la fecha en que Artigas salió de Colonia luego de desertar del ejército español, porque otras urgencias lo reclamaban.
Testigos del quehacer de aquel grupo literario?Nombro a algunos: Daniel Barbeito, Daniel Mato, Horacio Faedo, Gricelda Alberro, Fredy González, Gerardo Bouvier, César Lima.
El grupo trabajó durante no menos de dos años, hizo espectáculos públicos, presentó libros y, sobre todo, en cada ocasión, dejó establecido su orgullo por el nombre que portaba.
Pues bien: ahora, en tiempos de festejos bicentenarios y de echar mano a la memoria: ¿qué autoridad departamental o nacional se acordó de estos pioneros que abrieron un rumbo en las Letras, en un momento especialmente difícil en el retorno a la vida democrática?
No los nombraron, no los convocaron, no los tuvieron en cuenta, así de sencillo!! Por eso nos vemos en la obligación, el deber, de repasar estas cuestiones que no buscan ningún "cartel luminoso" especial de destaque, sino un simple acto de justicia, de memoria, frente a tanto jodidos vientos de olvido que están empecinados en soplar.
 
Luis Carro
 
Editor

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Un aporte de la Maestra y Escritora Alicia Mignone
 
EN ROSARIO (URUGUAY):
 
 NOMINARON "SALA OMAR PITA" 

 El jueves 26 de mayo, Día del Libro, un salón del Instituto de Formación Docente de Rosario (Departamento de Colonia/ Uruguay), fue oficialmente nominado Maestro Omar Esteban Pita.
Merecido reconocimiento a quien fuera conductor de maestros, excelente pedagogo y sembrador de luz en el camino de la educación.

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Desde Carmelo (Departamento de Colonia/ Uruguay)

OPINIÓN por el Daniel Abelenda  (periodista y escritor).
 
7 y 3... O LA OBSESIÓN POR LA POLÍTICA
 
En una reciente nota de un semanario departamental a un conocido escritor que nos visitara, nos llamó la atención (tal vez por tener más de tres décadas en la profesión) la grosera desproporción temática de las preguntas.
En efecto: sobre un total de 10, sólo 3 referían a su labor literaria (¡!).
 
Es verdad que en los medios del Interior (orales, televisivos y escritos) NO EXISTE LA ESPECIALIZACIÓN. Esto es: el mismo periodista debe cubrir un campeonato de truco, la inauguración de una planta de silos o la visita de un Ministro... El reducido número del personal obliga a esta praxis defectuosa, que lleva a que el reportero  "picotee"  en multiplicidad de temas, sin llegar a dominar ninguno.
Ahora bien: sería deseable que antes de la entrevista, el cronista se informara -mínimamente- sobre el entrevistado y focalizara en su especificidad.
 
En este caso, el interés del entrevistador parecía estar en conocer la trayectoria política de este escritor antes de dedicarse profesionalmente a la literatura; y luego en saber su opinión sobre la tan manida Ley de Caducidad, la gestión del Presidente, el futuro del partido de gobierno, etc.
 Insisto: más del 70 %  de la página (pues las respuestas transcriptas sobre política son más extensas)  se va en informarnos sobre estos temas.
 
Una verdadera lástima, ya que se trata de un cuentista, novelista y dramaturgo importante en el panorama de las letras uruguayas.
Así, nos quedamos sin saber nada de su vida, de su infancia y adolescencia en una ciudad del Interior (no hay fechas tampoco), de su temprana vocación por la teología y las ciencias sociales, para  después desembocar en las letras -todo esto lo averiguamos recurriendo a un Diccionario de Literatura Uruguaya- de su familia, de sus hobbies (¿los literatos pasan todo el día escribiendo?); en fin, otras facetas de una rica personalidad que la nota pasa olímpicamente por alto, en su insistencia por conocer la visión político-ideológica del autor.
 
Ya lo hemos dicho otras veces: un artista es su obra, y debe valorárselo solamente por ella. Nadie será mejor ni peor escritor por tener una determinada posición política. Y si nos formamos una determinada opinión personal de un artista, esta no debería influir en nuestro juicio.
Sería bueno que algunos colegas lo recordaran y aprovecharan el espacio que tienen para hacer conocer de verdad a nuestros escritores.

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Poesía (1)

 El aguacero
 
Se alza una sombra gris sobre la loma
y se extiende a lo largo del potrero;
en gritos de inquietud estalla el tero
y brota al campo singular aroma.
 
El bosque alarga un vuelo de paloma
surcando la cañada y el estero,
en tanto que en un rostro chacarero
hecha esperanza y fe la dicha asoma. 
 
Y la tierra,sedienta y consumida
por el sol implacable del verano
-calamidad de enero y de febrero-
 
En un afán por recobrar la vida
parece hacer un hueco en cada mano
para beberse todo el aguacero.
 
 
Alejandro Germán
(Colonia del Sacramento/ Uruguay)

 
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Tomado de: "Proscenio montevideo/ la ruta del arte popular"
 
1870-1900
Etapa Primitiva
LA GUARDIA ANTIGUA
Por Miguel Ángel Olivera

El entorno del tango
En la segunda mitad del siglo XIX tuvo lugar uno de los movimientos migratorios de mayor volumen, desde países de Europa meridional hacia el Río de la Plata. En su mayoría ese enorme desplazamiento colectivo estaba compuesto por italianos y españoles, que traían consigosu bagaje costumbrista y cultural.Paralelamente, en estos jóvenes países platenses –en desarrollo incipiente y expansión de sus habitantes- el gaucho, ese fenómeno arquetípico de la época, era desplazado y desalojado de su ámbito natural, el medio rural, y debía buscar refugio en los arrabales de las ciudades. Una nueva estructura de la sociedad, nuevos modos de producción, el fin de la era de la estancia cimarrona, obligó al paisano a replegarse de sus verdes praderas, a los confines ciudadanos, a adquirir nuevos hábitos, nuevos oficios y nuevas formas de subsistencia y de convivencia con la población aluvional inmigrante.
Crisol de razas y costumbres, pronto ese magma de culturas diversas fue generando, no sin conflictividad social, nuevas identidades y nuevas expresiones propias. En 1877, Buenos Aires tenía 462 mil habitantes, de los cuales 228 mil eran extranjeros. En esos años (1884) Montevideo arrojaba estas cifras que componían su población: 164 mil habitantes, de los cuales 62 mil eran extranjeros.Los centros urbanos de la cuenca del Plata –y sobre todo sus arrabales- se convirtieron rápidamente en punto de confluencia de muy disímiles características nacionales y regionales. Concurrían así a plasmar un clima social y espiritual enteramente nuevos y distintos a los portados originariamente por cada uno de los integrantes de este reciente conglomerado humano.
En esa atmósfera de fusión, digamos, habría de cristalizar, entre otras novedades, una nueva música: el Tango...
Orígenes
El Tango reconoce sus vertientes originales en corrientes musicales que influían en nuestras latitudes en las tres últimas décadas del siglo XIX: la Habanera y el Candombe, el Tanguillo Andaluz y la Milonga. Estas formas rítmicas contribuirán –en mayor o menor medida- a la configuración del tango, aportando: la Habanera su línea melódica; el Candombe su peculiaridad rítmica; el Tanguillo Andaluz su base instrumental y sus elementos temperamentales, y la Milonga su coreografía básica.
Podemos afirmar que el tango primigenio –el proto-tango, diríamos- es folklórico, pues reúne las condiciones requeridas para que un fenómeno cultural (en este caso, musical) tenga carácter de folklore: entre otras cosas es anónimo en sus orígenes, se presenta en forma espontánea y empírica, utiliza para transmitirse, en sus comienzos, medios orales y establece en su acumulación creciente una línea tradicional. Hasta acá los tangos primordiales. Improvisados, memorizados y no escritos, perdidos en el anonimato sus autores y sus intérpretes, los tangos posteriores a este periodo inicial, los ya configurados como género, dejarán de ser folklóricos al perder las características requeridas para ello.
En sus primeros "balbuceos" gestantes de la etapa naciente, este tango de los principios resulta inconcreto, nebuloso, híbrido, sin distinguirse nítidamente de las otras músicas que lo están originando y todavía lo signan con evidente influencia.

Poesía (2)

Tarde

Las tardes se suceden como pájaros
que picotean sueños acá abajo.
Vienen a despertar mis siestas
y ya no soy quien era ni quien dije.
Traen restos de noches avanzadas
migas de tiempo
segundos de tiránicas muertes.
Me aplastan sobre mi almohada triste
y ya no lloro
porque llorar no alcanza.

Lía Schenck
(Juan Lacaze/ Montevideo-
Tomado de su libro "Entre tiempos", 2008)

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Poesía, Narrativa, Ensayo, Filosofía y Performance
SE VIENE "LETRARTE 2011" EN SAN MIGUEL DE TUCUMÁN
Se encuentra abierta la inscripción a LETRARTE 2011 que tendrá lugar entre los días 21 al 24 de Julio en San Miguel de Tucumán, provincia de Tucumán, Argentina. Habrá Poesía, Narrativa, Ensayo, Filosofía y Performance.Para inscribirse se deberán enviar los siguientes datos:1 pequeño CV, Nombre y Apellido, Provincia o Localidad, Teléfono, Actividad que desea realizar, E-mail.
Para editar los programas, así como la Antología Letrarte 2011, que será enviada a más de 13.000 direcciones nacionales y extranjeras, necesitamos las inscripciones con los materiales con la suficiente anticipación. Las inscripciones cierran el lunes 27 de Junio.
Para Informes sobre Hotelería, transportes o información general:perlajaimovich@gmail.com  (También para notificar sobre día y hora de arribo a Tucumán).
Los escritores extranjeros NO pagan inscripción.
Este VI Encuentro Internacional de Escritores tendrá su inauguración el jueves 21 de Julio a las 11.30 horas en la Casa Histórica de San Miguel de Tucumán. El domingo 24 de Julio todos los participantes se trasladarán a la ciudad de Simoca.

 
Tomado de elMontevideano/Laboratorio de Artes
 
 UNA HISTORIA DE ADORACIÓN
por HUGO GIOVANETTI VIOLA
Un webguión seccionado en 40 episodios y escrito como base para una miniserie televisiva que producirá elMontevideano / Laboratorio de ArtesTRIGESIMOCUARTA ENTREGA

EPISODIO XXXIV
Montevideo olía más a podrido que una Dinamarca imaginariamente regida por el Divino Marqués.
PRIMERA HISTORIA 1 / EXT. DÍA

Juan Mendoza se sienta a matear con Harley en el patio de la mansión de Selva Primavera.

Juan Mendoza:
 Selvita dice que Paloma no quiere recibirme, Mister Edward.
Harley: Lloró toda la noche.

Juan Mendoza: ¿Sabrá lo que le obligó a hacer mi mujer al molembo?

Harley: Sí. Eso ya es comidilla de esclavas. Lo que vos no sabéis es que vuestra hija necesita hablar con doña Magdalena y comisionó a Julia para que se lo comunicara en la misa.

Juan Mendoza: ¿Y para qué necesita hablar con Doña Bruja?
Harley: Ellas fraguan cofradías que nosotros no nos atrevemos ni a imaginar, compadre.

Juan Mendoza: Pues yo ahora estoy sintiendo que ni Dios ya es mi Dios.

Harley: El canto de la aflicción es más nefasto que el de las sirenas.

Juan Mendoza: Y lo peor es que me pregunto quién abandonó a quién. Ya ni siquiera oigo mi De profundis.

Harley: Esto es el mundo, amigo. Agonía. Agonía.
 


 
Concurso Literario




VIII CERTAMEN INTERNACIONAL DE POESÍA 
 
"Victoria Siempre 2011”
 
 
EN ADHESIÓN AL: IX CONGRESO INTERNACIONAL DE ARTE Y POESÍA“LA DE LAS SIETE COLINAS” A LLEVARSE A CABO EN LA CIUDAD DE ROSARIO, SANTA FE / ARGENTINA
EDITORIAL “NAMASTEI” EDITARÁ UN POEMARIO CON OBRAS DEL GANADOR DEL PRIMER PREMIO (ENTREGA DE 100 EJEMPLARES)

1 - Se convoca a Poetas mayores de 18 años, de habla hispana, a participar en el
VIII Certamen Internacional de Poesía-“Victoria Siempre2011”
2- Se enviarán CINCO (5) poemas inéditos por triplicado- temática libre - no más de 25 versos c / u - a doble espacio - Formato 12 Times New Roman -Hoja A4 – Firmados con seudónimo.
3- Las Obras se remitirán a:

VIII Certamen Internacional de Poesía -“Victoria Siempre2011”

Ing. Laporte 3835 – Rosario – Santa Fe / Argentina (CP 2000)

  • Dentro del mismo sobre de las Obras, en plica, al frente: Seudónimo Títulos de las Obras. En su interior: datos personales. Nombre y apellido; N° de documento; domicilio; teléfono; E-Mail

5 – El cierre de recepción será el 31/05/2011. Para los envíos por correo postal se tendrá en cuenta la fecha del sello del Correo. Se darán a conocer los nombres de los ganadores el 30/06/2011 – No se enviarán Premio ni Diplomas; la entrega de los mismos se hará durante el cierre del IX Congreso Internacional de Arte y la Poesía
La de las Siete Colinas”
6 –Premios: Se otorgará al ganador del 1er premio: EDICIÓN DE OBRA (*) CON SU CORRESPONDIENTE REGISTRO EN LA CÁMARA ARGENTINA DEL LIBRO y diplomas al 2do. y 3er. Premios, y a las Menciones que el Jurado determine.

7 – El costo de inscripción es de $50.- (Cincuenta pesos) participantes residentes en el país (giro postal o Western Union)
Y de U$S 20.- (veinte dólares) participantes desde el exterior. / Western Union. (Para gastos de comunicaciones, papelería, premios, etc.) - MONTO QUE SERÁ DEDUCIDO DE LA INSCRIPCIÓN EN UNA (1) DE LAS ACTIVIDADES DEL IX CONGRESO -A nombre de: Amalia Lucía Giaquinto- DNI N° 4924527 – Ing. Laporte 3835 – Rosario –Santa Fe / Argentina – C.P 2000
8- El jurado estará integrado por profesionales argentinos y extranjeros de reconocido prestigio y su fallo será inapelable. El mismo se reserva el derecho de declarar desierto el 1er. Premio, si así lo considerara.
9- No podrán intervenir aquellos que se hayan hecho acreedores al 1er premio de estos certámenes.
NOTA: LAS OBRAS PODRÁN ENVIARSE POR INTERNET – En un mismo mensaje: los 5 poemas en un archivo Word, y los datos en otro archivo Word - Adjuntando N° de Transferencia Western Union por importe de inscripción. Los que adopten este sistema de envío recibirán un mensaje de confirmación de Recibido.

INFORMACIONES PARA EL GANADOR DEL PRIMER PREMIO


(*)EDICIÓN DE OBRA

1 - Entrega de: 100 libros de 48 páginas – Medidas: 15X21cms.
2- El ganador del certamen deberá enviar:
  1. Un poemario de no más de 25 páginas en Word – a doble espacio - en soporte digital, vía Internet. O CD a la dirección postal mencionada
b) Breve CV.

3 - Tiempo de Recepción de las Obras a editar hasta el 31/07/2011.

4 - La presentación oficial del libro estará a cargo de los Escritores / Organizadores de los Congresos Internacionales “La de las Siete Colinas”. Con la presencia del ganador, a quien se le hará entrega de los libros en el Acto de Cierre del IX Congreso Internacional de las Artes y la Poesía “La de las Siete Colinas”
Patrocinado por – Ediciones “Namastei”- Dado que la Edición del Libro premiado constará de 200 Ejemplares, La Editorial se reserva el derecho de difusión y venta de 100 ejemplares, que contribuirán al seguimiento de los Congresos Internacionales de Arte y Poesía: “La de las Siete Colinas” y a los Certámenes que el mismo promueve. Los ejemplares destacarán el nombre del Autor y el galardón obtenido, conservando el ganador su Derecho de Autor.

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